24 de julio de 2012

La Vida es Bella, o la magia de la coherencia.....


Hace unos días leía acerca de una teoría que captó mi atención y que de inmediato decidí comentar en este blog. Se trata de la teoría del bien común de Christian Felber. Este economista austriaco habla de conceptos que me resultan atractivos ya que suponen romper paradigmas respecto a cómo hacer las cosas que siempre se hicieron de una misma manera. Felber dice que "una economía que sólo piensa en el beneficio financiero es antinatural" y también argumenta que "la propuesta es cambiar el marco legal de la economía de tal forma que cuanto más solidarios seamos, más cooperativos y más empíricos, más éxito tendremos. Hay que sustituir competencia por cooperación y ánimo de lucro por contribución al bien común" Aunque lo anterior parezca una utopía es algo que comienza a ser demandado por las personas. No se trata de aplicar fórmulas, algoritmos o ecuaciones de mayor o menor complejidad. En definitiva quizás se trata de algo tan "mágico" como el convencimiento de hacer cosas cotidianas de forma diferente. Hay personas especiales que tienen la virtud de pensar en cosas lógicas pero que suenan como muy especiales.

Pero aunque compartamos la esencia de la teoría del bien común, la realidad de las organizaciones está aún unos pasos atrás ¿Están los líderes/jefes dispuestos a hacer las cosas habituales (que razonablemente funcionan) de forma diferente? Piense en una empresa en la que el ambiente es fantástico. Todos en la organización están de acuerdo en cómo hacer las cosas. El trabajo en equipo se refuerza y lo hace, además, con el mejor aporte de cada cual, buscando la mejora continua sobre la base del desarrollo de las personas. Los métodos en los que se apoyan los líderes son la delegación, la formación bien estructurada y, por supuesto, el establecimiento de objetivos estratégicos claros y compartidos. Si. Todo suena muy bien. Pero....¿qué pasa si alguien en la organización cierra la puerta de su pequeño reino de influencias y decide que las cosas en su terreno particular seguirán siendo como siempre lo fueron? Bueno, apuesto a que nada bueno pasará si ese ejemplo se multiplica....

La empresa consultora estratégica norteamericana Booz&Company viene publicando algunos estudios interesantes. Una de las conclusiones a las que llega en sus trabajos es que "la coherencia empresarial que representa una estrategia bien definida supone fortalecer la ventaja competitiva de una empresa, enfocar sus inversiones, producir eficiencia y crear un alineamiento entre las intenciones estratégicas y las decisiones diarias. En definitiva, supone que las compañías más coherentes son las más rentables"

Me convenció la inserción de la palabra "coherencia" hasta dos veces en la referencia anterior en la que, de alguna manera, podríamos decir que el sentido común se rebosa. Porcentajes muy elevados de colaboradores de las empresas investigadas confirman que hay mucho trabajo por hacer. Y tan cierto es ello como que todavía es habitual encontrarse con ejecutivos que no son consistentes con las "grandes declaraciones" que en teoría comparten y aplauden, pasando a convertirse en su día a día en jefes autoritarios en sus pequeños (o no tan pequeños) reinos al grito de:


  • Todo eso de la estrategia y del cambio está muy bien, pero.........aquí las cosas se hacen como a mi me gusta y, además, ¡¡ tenemos asuntos más importantes en los que pensar !!

El ínclito Mister Scrooge diría con orgullo y desprecio su famoso ¡¡Paparruchas!! La ocasionalidad no es válida en este terreno y creo firmemente que el liderazgo es una tarea a tiempo completo. No existe algo similar a "el día del liderazgo" y no se puede actuar en función a "hoy me apetece ser líder" Pensemos en cuantas son las características que podemos definir como fundamentales para un líder de estos tiempos y concluiremos en que hay algunas que son básicas y que debieran ser no negociables. Si me pide que mencione una, la coherencia tiene que estar instalada en el código de conducta de un líder de esta era. Hay muchos ejemplos de su aplicación responsable y constante. Siempre me ha impresionado la película "La vida es bella" dirigida y protagonizada por Roberto Benigni, y ganadora de tres Oscar en el año 1998. Me resulta realmente impactante ver la actitud del padre que consigue que su hijo pequeño, recluido junto a él en un campo de concentración nazi, nunca se de cuenta de lo que estaba pasando. El padre tomó una decisión, se fijó un objetivo y fue coherente con esa decisión a pesar del entorno horrible en el que se encontraban, logrando que su hijo nunca se diera cuenta de que estaban en un campo de concentración. Fácil decirlo. Muy difícil hacerlo. En la vida organizacional, coherencia puede ser perfectamente la cualidad de armonizar lo dicho con lo hecho después. Pareciera, sin embargo, difícil de conseguir......y ni siquiera estamos en campos de concentración......

Para mi hablamos de valores y cuando eso ocurre no se puede partir de otro punto que no sea el reconocer la existencia de unos sólidos principios personales en la mayoría de las personas ¿Me equivoco? Quizás.... El genial Groucho Marx decía


  • Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros


Y un gran admirador de Groucho, Woody Allen, decía en una ocasión acerca de él "en Groucho hay una grandeza natural e innata que desafía todos los análisis. Su escandalosa y pragmática indiferencia por el orden y los convencionalismos seguirá siendo igual de divertida dentro de mil años" Ya se que está pensando que hay "Grouchos" de poca categoría distribuidos a lo largo y ancho de este mundo empresarial que vivimos y que son capaces de adaptar sus principios a las circunstancias con toda naturalidad. Pero, ¿acaso no son totalmente visibles? Claro que si. Los tiempos actuales no son propicios para quien se adapta, no en función del entorno cambiante, sino en función de intereses o emociones muy personales.

En su Diccionario Filosófico, Voltaire escribe que "sensus communis significaba para los romanos, además de sentido común, humildad, sensibilidad". En algunas ocasiones la falta de humildad, de sensibilidad o de sentido común puede ser el origen de la falta de coherencia. Y si está en su mano no lo permita, ni en los demás ni en usted mismo. Apueste sin ninguna duda por la coherencia como ingrediente en la construcción empresarial y el tránsito hacia el bien común. Hablamos sin duda de un vehículo muy potente y poderoso con el que llegar a generar ilusión. Se trata de una de las palancas más poderosas que puede encontrar uno para lograr desplazar las resistencias más increíbles y encontrar el camino hacia el mayor tesoro que cualquier persona pueda anhelar.......

LA CONFIANZA



Raúl Baltar