11 de septiembre de 2015

Descubriendo emprendedores

Según avanza mi vida profesional tengo la oportunidad de ratificar algunas cosas. El haber vivido en España, Perú y Venezuela, sin olvidar mi paso frecuente por Panamá, República Dominicana, Estados Unidos o Guatemala, quizás me da una perspectiva que me permite tener una visión amplia de la vida profesional, al menos la que yo he escogido vivir y la que comparto con una buena cantidad de profesionales.

El campeón del mundo de 100 metros, el jamaicano Usain Bolt tiene un entrenamiento que es totalmente diferente del entrenamiento del campeón del mundo de maratón, el keniata Dennis Kimetto. Cada uno de ellos tiene un propósito claro por lo que entrena y en consecuencia se prepara para conseguir su mejor resultado en esa prueba. En el caso de una empresa hay demasiados aficionados a convertirla en campeona de los 100 metros, en triunfadora en el corto plazo cuando, indefectiblemente, está obligada a participar en el largo plazo. Pero hablemos de las personas antes de volver a las empresas.

Mi amiga y admirada Inés Temple, una referencia sin duda en Perú, argumenta en un reciente artículo publicado en su web, acerca de trabajar hasta los 80. Merece la pena leer el artículo porque plantea una reflexión a mi juicio muy realista, a la par que interesante. Para muchos profesionales que quizás están leyendo este post, la jubilación está mucho más lejos de lo que hace 30 años lo estaría para profesionales con su misma edad. Sin duda los tiempos han cambiado y la vertiginosa evolución del mundo, demografía y salud incluidas, no pasa desapercibida para la vida profesional de cualquiera de nosotros. Pero más allá del cambio de época en el que nos hemos instalado, parafraseando a Charles Brewer-Carías, naturalista, fotógrafo y explorador (activo, por cierto) venezolano de 77 años:
·      ¿Jubilarse? ¿Para hacer qué?
 Es obvio que no querer jubilarse puede estar justificado por diversas razones. La necesidad de trabajar y generar ingresos puede ser una de ellas. Ya no es extraordinario que los padres tengan más de 45 años cuando tienen un hijo por lo que cubrir toda la vida educativa de ese hijo proyecta fácilmente edades superiores a los 70 años.
En todo caso, en mi opinión es importante desarrollar otra alternativa que consiste en seguir trabajando porque a uno le satisface lo que hace, le da bienestar y le otorga calidad de vida. Soy de los que pienso que la vocación no es un patrimonio asignado a unas pocas profesiones y que además es una compañera leal de la longevidad. Fíjese en los siguientes ejemplos:

  • El magnate y filántropo húngaro, George Soros, sigue trabajando y escribiendo a sus 85 años
  • El inversionista Warren Buffett sigue siendo el oráculo de Omaha a sus 85 años
  • Herbert Von Karajan, el compositor austriaco, se jubiló cuando falleció a los  81 años
  • El peruano Pedro Pablo Kuczynski se presenta como candidato a la Presidencia con 77 años
  • Jacinto Convit, venezolano que desarrolló la vacuna contra la lepra, seguía investigando cuando le sorprendió la muerte a los 100 años
  • El peruano Fernando de Szyszlo sigue pintando a sus 90 años 
  • El hindú Fauja Singh completó la maratón de Toronto con los 100 años cumplidos


¿Cuestión de edad? ¿Cuestión de actitud? ¿Vocación?

Recientemente he participado en Lima en el evento denominado, Growth Through Innovation, organizado por SHIFT. Mi participación consistió en ser parte de un panel en el que compartí una conversación acerca del desarrollo de ambientes de innovación en la empresa. Moderados por Claudia Doig, nos sentamos ante un nutrido grupo de asistentes que, sin ningún lugar a dudas, representan un excelente síntoma acerca  del enorme interés que el concepto de innovación genera actualmente. En una de mis intervenciones en el panel, hacía una pregunta a la audiencia:
- ¿Quiénes de los presentes, en algún momento de sus vidas, no han pensado en tener su propio negocio?
 La respuesta fue abrumadora. Diría que el 90% de los presentes levantaron su mano. Algunos con cierta timidez y muchos con energía y determinación. Entre estos últimos me incluí yo, por cierto. Aún cuando algunos de los presentes probablemente eran dueños de sus propios negocios, la mayoría trabajaban para empresas desarrollando distintas funciones. Me pregunto si hay algún inconveniente que permita que cualquiera de las personas que levantaron la mano tenga su propio negocio. Soy un convencido de que hay una manera de rescatar esa aspiración, que normalmente viene desde los albores de una carrera profesional, y aplicarla en el trabajo que cada día se lleva a cabo para otros. ¿No sería de esa manera más esperanzador afrontar el hecho de que la salud y otras circunstancias nos llevarán a los 80 años en condiciones razonables para seguir trabajando?
Quizás el mejor punto de partida para conseguir recuperar ese gen de emprendimiento que puede estar dormido, pero que está ahí, es considerar que el trabajo no se hace para otros, que son los que pagan la nómina cada mes, sino que el trabajo lo hacemos para nosotros mismos, para desarrollar las capacidades que nos lleven lejos en el tiempo disfrutando de lo que hacemos.


Yo defiendo que se puede ser un entusiasta de la auditoría interna, de la contabilidad, del análisis de riesgos, de la gerencia de ventas, en fin, de cualquiera de las profesiones que nos encuentren en el camino al llegar a los 65 años. Mi experiencia personal es que si se crea el entorno adecuado para ello, aquellos que sientan que pueden ser creativos y participativos, lo serán porque está en su ADN. Se asomarán fuera de la caja, quizás con precaución o hasta con miedo, pero si conseguimos que salgan se convertirán en aliados valiosos para el desarrollo de la actividad eficiente y rentable de la empresa y, por supuesto, en colaboradores felices. En nuestro proyecto Avalanza, dirigido en A Coruña por Juan Carlos Bugallo, apostamos a que crear ese entorno es multiplicar exponencialmente el fenómeno del emprendimiento que hoy se desarrolla a toda velocidad a lo largo del mundo. Para ello nos hemos asociado con el fantástico equipo de TeamLabs, Campus de Innovación y Emprendimiento, liderado por Juan Freire para ofrecer a las empresas una opción que les apoye en el desarrollo de emprendedores dentro de sus estructuras como alternativa de crecimiento rentable y sostenible.

El desarrollo del emprendimiento interno es un buen camino para que nuestra empresa, mientras sigue corriendo unos decentes 100 metros, se entrene para aspirar a terminar la maratón. Puede que no consiga el récord mundial, pero puede aspirar a un fantástico récord de longevidad y buena salud como Fauja Singh lo hizo terminando último en Toronto con sus 100 años. Y es que, en esencia, la mejor y más ambiciosa competencia siempre es con uno mismo.

Raúl Baltar


13 de junio de 2015

Siempre hay espacio para uno más.....

Quiero compartir con todos el discurso que tuve el honor de leer el jueves pasado, como Orador de Orden en el Acto de Grado de la Universidad Metropolitana de Caracas. El título de la entrada hace mención a algo esencial que subyace en el discurso y es que siempre hay espacio para nuevas cosas, para personas que ven las cosas de forma diferente y que desean crear y construir....


Comienzo por decirles que soy una persona audaz en todo lo que emprendo en la vida. En todos los sentidos. He de confesarles que esa audacia me ha llevado a vivir muchas situaciones difíciles. Cuando corres un maratón y llegas al kilómetro 30 tienes una lista interminable de pensamientos que te llevan a cuestionarte acerca de porqué te has metido en una tortura como esa. Es verdad que la audacia te enfrenta a situaciones que no son cómodas. Yo siempre me he propuesto aprender de esas situaciones difíciles. Pero también he de reconocer que la misma audacia me ha llevado a enfrentar muchos desafíos que resultaron fantásticos, a conocer cosas fascinantes y a compartir con personas maravillosas a lo largo de todo el mundo. Y resalto el verbo que he utilizado en la frase anterior. CONOCER. Hablemos, entonces, de conocimiento. ….
 Ustedes dan por terminada una etapa entrañable en este templo del conocimiento y se encaminan a territorios desconocidos. La Universidad Metropolitana ha sido y será su casa y se ha esforzado durante estos años en poner a su disposición el entorno perfecto para descubrirse a si mismos, para ayudarles a entender cuales son sus fortalezas y sus debilidades, para motivarles a encontrar el conocimiento y también a absorberlo de la mejor manera, para guiarles a explorar el trabajo en equipo y entender el poder de la colaboración. Están ante una etapa de la vida en la que finalizan el recorrido de unas rutas que ya son muy conocidas para ustedes, para comenzar otras rutas todavía desconocidas y, no lo duden, seguro que apasionantes.
 Pero quiero hablarles un instante de mi persona, que con toda humildad agradece tener esta oportunidad el día de hoy. Nunca imaginé una situación como esta que ahora estoy viviendo. Estar aquí, hablándoles a ustedes en un día tan especial. Nunca imaginé que tendría un honor de estas características y, por cierto, de tan gran responsabilidad.
 Nunca imaginé que iba a salir de España, hace ya 15 años, para aprovechar la oportunidad y la bendición de trabajar 8 años en Perú y 7 años en Venezuela.
 Nunca imaginé que sería Presidente de bancos tan importantes como el BanBif en Perú, al que llegué con 37 años y como el Banco Exterior en Venezuela.
 Honestamente, nunca me lo imaginé. Cuando terminé mis estudios en la Universidad Autónoma de Madrid en 1987, estaba esperándome mi primer contrato en Arthur Andersen y enormes expectativas acerca de lo que haría en mi vida laboral. Pero tantas cosas que he vivido no podía imaginarlas. Y quizás se pregunten como se consigue que cosas así sucedan….
 La respuesta es compleja, como complejo es el mundo al que se van a enfrentar a partir de ahora. Lo que puedo asegurarles es que siempre viajé a enfrentar esas oportunidades con una maleta llena de sueños y también de algunos miedos. Y aunque era imposible planificar o imaginar todo lo que me ha pasado, les puedo decir las cosas que SI siempre imaginé que estarían presentes en mi vida y que mis estudios y mi familia me inculcaron:
 1.- El trabajo duro.
2.- La humildad y el respeto.
3.- Recibir responsabilidad y aceptarla.
4.- Generar confianza y responder a ella.
 Con esas herramientas, en mi equipaje de forma permanente, siempre me permití el dejarme sorprender por la vida. Nunca dejé (en realidad sigo sin dejar…) de observar qué se veía a través de una ventana abierta o de asomarme a una puerta entornada. Y les recomiendo que ustedes tampoco dejen de hacerlo nunca. El miedo (el que viaja inseparable a nuestro lado bien instalado en nuestra maleta) siempre estará presente ante la incertidumbre de lo que se pueden encontrar al mirar a través de algunas ventanas abiertas. Pero les garantizo que cuando sientan ese miedo, ese estómago encogido y la boca seca, grandes oportunidades se están presentando ante ustedes. Es un buen síntoma. Lo fácil nunca genera adrenalina. No lo olviden.
 Todo su esfuerzo de estos años, no dudo que muy importante, tiene un enemigo duro y persistente que nunca va a dejar de amenazarles e intentar cautivarles. La zona de confort. Permitan que haga una cita de un pasaje del Origen de las Especies de Charles Darwin:
 “En la evolución de las especies, la armadura protectora casi siempre produjo desastres. Salvo unas pocas excepciones, la mayoría de las veces el caparazón se convierte en una traba para el animal encerrado en él, lo vuelve más lento, con lo cual le resulta difícil salir en busca de alimento y además lo torna en un blanco fácil para depredadores más ágiles y rápidos que él. Los animales que pueden levantar el vuelo o sumergirse en las aguas, que se mueven con rapidez y de manera impredecible, son infinitamente más poderosos y están más seguros”
 Más de 200 años después, esa reflexión es totalmente vigente. La zona de confort es el aliado perfecto del miedo ante las decisiones. Y muchos prefieren mirar las cosas como siempre las han visto. Por favor, no se unan a ese grupo. Es maravilloso plantearse el ver los paisajes de manera diferente a como siempre se han visto. Descubrir nuevos tonos, nuevos colores, nuevos elementos en lo que quizás siempre está a nuestro frente y nunca habíamos reconocido, nos acerca a entender mejor como sacar lo mejor de aquello que nos rodea. Cambiar, transformar, inspirar, debe ser la rutina ideal para una generación como la suya. De hecho, aquí está sentada una generación que llega al mundo laboral en un momento muy especial en el que hay auténticos movimientos telúricos en la forma de entender la gerencia y las organizaciones. ¿Está muy lejos ser gerentes, ser líderes para ustedes? Todos, en la medida en la que pronto tengan a una sola persona dependiendo de ustedes, sea el que sea el trabajo que desempeñen, serán gerentes y por lo tanto tendrán como desafío adaptarse a un entorno muy cambiante. Liderazgo adaptativo, entorno colaborativo, ecosistema innovador, gestión del cambio son conceptos con los que ya entran de lleno a sus próximas responsabilidades.
 Antes hablaba de maratones. Yo soy maratonista. Ya he hecho 16 maratones y un Ironman y este año, con 52 años, he conseguido bajar la barrera de las 3 horas en la mítica distancia de Filípides.  Así que nunca crean que hay algo que ya no van a poder hacer, crear, construir o conquistar. Sobre todo no crean que algo es imposible porque alguien les dice que es imposible. Recuerden que el gran Armando Scannone, con 92 años, declara que tiene todavía varios retos por delante, al menos escribir 2 libros más que recojan los exuberantes sabores de la cocina venezolana. Aprovechen el talento que tengan y trabájenlo las horas necesarias que les permitan convertirse en expertos. Pero a su vez aprovechen lo mejor, que es mucho, de lo que les puedan enseñar las generaciones pasadas que han gestado hazañas con muy pocos medios para construir sus sueños y que hoy son el testigo que ustedes reciben en sus manos. Corran con ese testigo, sabiendo que parten de algo sólido, con buenos pilares, con un terreno ya conquistado que debe quedar atrás, pero que debe ser conocido, respetado y aprendido. Su misión, ahora, es transformar y adaptar todo para ser resilientes en un mundo diferente que ya está instalado.
 Busquen de forma incansable aquello que quieren hacer con su tiempo. Precisamente por eso, porque es su tiempo. Y el tiempo es limitado. ¿Y en que pueden invertir su tiempo? Les hago una sugerencia. En ustedes mismos. Ahora son, con diferencia, la mejor inversión que pueden hacer en sus vidas. Les recomiendo que no pidan en estos momentos mucho mas que espacios para crear, para innovar, para emprender. Todo lo que hagan ahora, que es su inversión y que nadie hará por ustedes, es su mejor propósito. Y en ese camino de seguir aprendiendo y aprendiendo, encontrarán su vocación. Porque les puedo asegurar que una vocación se puede construir, se puede elaborar y luego se puede desarrollar. Sentir pasión por lo que hagan es el gran objetivo que les planteo. Y no es un objetivo de corto plazo. Los comienzos son siempre difíciles si es que ustedes se plantean un propósito ambicioso, audaz y en el que están más dispuestos a entregar que a recibir. Pero también les quiero decir que la dificultad nunca dejará de acompañarles en su vida laboral. Sólo hay un escenario en el que no verán la dificultad y ese escenario es en el que asumen que su visión sea la de la rutina y la zona de confort. En algún momento una empresa como Kodak decidió instalarse ahí y fue su final. Pero esa decisión es su decisión. Únicamente su responsabilidad. De nadie más. La dificultad es, en realidad, oportunidad, Y la oportunidad es la posibilidad de generar valor para ustedes y para la sociedad. Son una generación que comienza a trabajar en un nuevo mundo. Salgan a curiosear, a retar, a desafiar y mantengan en todas esas acciones sus valores por encima de cualquier circunstancia. Y pronto se estarán dando cuenta de que comienzan a enseñar y guiar a otros. Prepárense para ese momento, porque esa es una tarea difícil, quizás la más difícil. Preparar un trabajo quizás sea difícil. Hacer que otra persona lo haga y lo haga bien, sin duda es arte. Trabajar con personas e influir en ellas de forma constructiva y positiva es lo mas retador y emocionante. Busquen eso sin descanso. Atrévanse a tomar responsabilidades, acepten el desafío de inspirar a otros y siempre entiendan que las emociones son ya una parte fundamental del nuevo orden empresarial. Mi mensaje final es que no se dediquen nunca a fabricar enredos, a formular ecuaciones complejas que no entienda nadie, a elaborar pegajosas telas de araña en las que todos se queden pegados quieran o no, a construir laberintos indescifrables que impidan el mejor desarrollo de las personas a costa de preservar el poder individual. Busquen, más bien, la elegancia, la simpleza y la sencillez de un liderazgo que base su influencia y trascendencia en la capacidad de inspirar a otros a través del respeto, del rigor, de la equidad y de la más honesta profesionalidad.


Raúl Baltar